Maxi la besó, y sabía que ese sería el último beso…

Carolina se adelantó a Maxi con unas zancadas amplias para tirarle la bufanda que le había quitado tiempo atrás. La sonrisa pícara de ella no pudo evitar que otra sonrisa, esta de enamorado, se forjara en la cara de él. Maxi cogió la bufanda al vuelo, se la colocó alrededor del cuello y echo a correr detrás de ella. Carolina intentó escapar, pero las piernas de Maxi eran más largas, y por tanto sus pasos más amplios, así que le fue imposible escapar de él. Con un abrazo rápido, Maxi la agarró y atrajo contra sí. Sus ojos se clavaron mutuamente en los de ella. Los ojos de Carolina, entre marrones y verdes en los de Maxi, de un tono azul claro. El tiempo se detuvo entre ellos, mientras los coches seguían pasando por la carretera y los transeúntes, protegidos en sus abrigos, bufandas y gorros del frío viento invernal que soplaba, por la acera a pocos metros de ellos.

-Voy a perder el bus, cielo.

-Cierto…-Afirmó Maxi sin soltarla. La miró fijamente. Sus ojos, su pelo, su sonrisa…Estaba enamorado, él lo sabía, ella también y quien lo mirara no tardaría en percatarse de ello. Había ocurrido como cuando te quedas dormido, lentamente y sin darte de cuenta. Los labios de Maxi se acercaron lentamente a los de Carolina y los rozaron levemente. Pero aquel roce le sabía a poco, como aquel día, llevaba semanas sin poder verla y aquel día, aquel maldito día llegaba a su fin. Sus labios, como él, no se conformaron y se fundieron en un beso húmedo, cálido y pasional; y sabía que ese sería el último beso…