Espalda con espalda

Dániel entró en la habitación y rodeo la cama. Levantando ligeramente las mantas se introdujo bajo ellas y acto seguido se cubrió con ellas. Allí a su lado estaba Cristina, dándole la espalda. Tan cerca y tan lejos. Habían tenido una pequeña disputa hacia cosa de una hora, y ella se había levantado del sofá ofuscada e ido a acostarse. Dániel ni siquiera recordaba porque había comenzado aquella discusión, sabía que había sido una tontería; una trivialidad. Como todas las que tenían últimamente. Sin razón llevaban dos meses en los que ambos estaban tensos. Se querían mutuamente de una manera que las palabras no alcanzaban a explicar, pero recientemente rozaban en exceso por nimiedades. Que si porque tenían mucho trabajo y llegaban cansados y agobiados, que si porque ella estaba en esos días y prendía rápida como pólvora ante cualquier frase cuyo tono no fuera neutro, que si llegaba con un regalo o un detalle y ella sospechaba que había otra, y una larga lista de porqués que nacían sin razón entre ellos. Dániel la amaba, lo sabía. Llevaban tiempo juntos, y los roces no eran por la convivencia, pues ya llevaban casi un año viviendo juntos y al principio si había sido una prueba para su amor, por discusiones típicas de dejar la tapa del váter levantada, dormir con la persiana abierta, el abuso del incienso de Cristina su gusto por poner la radio a tope, el puntillismo de Dániel por  tener todo muy ordenado y limpio…Pero eran baches que ya habían superado y dejado en el pasado. Tal vez una relación era como María le había dicho, una constante montaña rusa.

-Amor…Lo siento.

-Vale.

-Por favor, ¿qué te pasa?

-Nada. Solo quiero dormir.-Respondió secamente Cristina, dándole la espalda.

-¿Amor, vamos a empezar a dormir espalda contra espalda?

 

[…]