Soledad

Tirada en tu cama, mirando el tiempo pasar. Lentamente. Sin poder acelerarlo. Intentas distraerte, invertir el día en algo, para que acabe cuanto antes, pero cualquier acto es inútil. Afuera en la ciudad hace buen tiempo. Tras tu ventana ves un cielo azul, un sol radiante, nubes de algodón, pero no tienes fuerzas para salir. Te apalancas en tu cama. Intentas hallar consuela en la música que tantas veces es tu mejor compañera. La única amiga fiel. Para reír, para llorar… Y así intentas pasar el día, entre música y paseos ocasionales al baño o a la cocina para buscar algo que comer, aunque en muchos de estos paseos ni siquiera tengas ganas de comer nada, y vuelta al sofá o la cama. Tirada frente al televisor, el ordenador, o un libro que son las herramientas para intentar que el tiempo transcurra más rápido y no cumplen su función. Al igual que la tarea de ocupar tu cabeza, pues ella no presta atención a ningun acto, solo piensa en una única y dolorosa idea; estás sola. Solo quieres poder pasar el día, la mañana, la tarde, el momento con alguien. Abrazada. Recibiendo y dando mimos. Acurrucada entre sus brazos. Pero la única cosa que puedes tener entre tus brazos es un peluche, un bol de helado y a Soledad…