Trece años después

-Cariño, llaman a la puerta, ¿puedes abrir tú?

-Pensaba que por ser el cumpleañero me libraba-respondió Dániel entre risas-bueno principessa, papa va a abrir la puerta, nada de empezarla sin mi.-Dijo señalando una gran tarta de cumpleaños de chocolate con dos velas; “3” “8”.

            Dániel se levantó de la mesa y salió del comedor al pasillo, pasando por el recibidor y dándose cuenta en el espejo, que aun tenia su gorrito de cartón de cumpleañero, se lo sacó a la vez que abría la puerta.

-Buenas noches…-Saludó instintivamente tras abrir la puerta de su casa de par en par, sin poder creerse lo que miraban sus ojos.

-Hola…

-¿Qué haces tú aquí?-Preguntó mientras sus ojos la recorrían de arriba abajo. Era ella sin duda. Hacía más de diez años que no la miraba y…había aparecido en su puerta. El día de su cumpleaños. No sabía como reaccionar.

-Perdón que aparezca sin avisar…tras tanto tiempo.-Se disculpó ella mirándolo con sus enormes ojos caoba

-Ya…

-Sé que estarás enfadado conmigo pero…

-Enfadado no es la palabra. Simplemente…no me esperaba verte aquí…ni en ningún lado. Y no sé a que vienes ni como reaccionar.

-Te entiendo…es que…necesitaba verte…-Respondió ella con su dulce acento.

-No me digas eso…por favor. ¿Qué pasa, estas bien?-Pregunto preocupado, mirando como su intento de mantener las distancias se caí ante ella.

-Si…no…Solo que…últimamente me salen las cosas mal…Acabo de…de coger el coche y venir aquí…escapando de mi prometido…

-Ah! ¿Te vas a casar? Enhorabuena.-Respondió Dániel mirándola fijamente sin poder evitar querer abrazarla.

-Iba…

-¿Ibas?

-Si…no puedo casarme.

-¿Y eso? ¿Por qué?

-Porque…me he dado cuenta…de que…de…que te amo.-Aquellas palabras cayeron sobre Dániel como un mangerazo a presión de agua fría. No podía ser…no se podía creer que aquello estuviera pasando. Ahora, tras tantos años.

-Estas de broma Alexis, no me puedes decir eso. Yo…yo me he casado. Estoy…tengo una niña…No puedes venir a mi casa el día de mi cumpleaños tras trece años y decirme esto.

-Lo sé…lo siento. Pero…necesitaba intentarlo.

-¿Intentar el qué? Alexis, hace trece años me dejaste tirado. De la noche a la mañana. Tras darte siete años de mi vida. Y lo intenté aun así todo, durante meses intenté de todo por recuperarte y tu solo me hiciste más y más daño. Convirtiéndote en una persona totalmente distinta…

-Lo sé…perdóname.

-Lo siento, pero eso no te lo podré perdonar jamás. Nunca. Sabes bien que mi amor fue puro y verdadero. Y que a día de hoy te amo. Pero ahora estoy casado, mi mujer sabe todo y la quiero, y nada de lo que digas me hará cambiar de idea. Lo siento. Pero si algo aprendí en estos trece años, es que el amor de mi vida ya no existía, dejaste de ser tú, y me tiraste haciéndome daño tras prometerme tanto.

-Cariño, ¿quién es?-Dániel oyó la voz de su mujer desde la cocina y se apuró a responder para que no se acercará a ver.

-Nada cielo, es…nadie. Ahora voy cielo. No me comáis la tarta.

-Okay cielo.

         Dániel respiró aliviado al notar que su mujer se sentaba  a la mesa y volvió a mirar a Alexis.

-Sé que estuvo mal…pero…no supe apreciar lo que tenia. Perdóname. Me he dado cuenta tarde…pero tú siempre dijiste que nunca era suficientemente tarde y que no había imposibles.

-Si, eso lo decía antes. Cuando creía en los sueños, pero tú me arruinaste, te recuerdo que me destrozaste todo. Me hundiste en lo más profundo Alexis. Lo siento, pero…tengo que volver con mi familia.-Estas últimas palabras le provocaron un nudo en la garganta. En el fondo la seguía amando, como le había confesado a su mujer cuando la conoció y cuando se casarón, pero ahora era feliz, y no quería perder lo que tras tanto tiempo había conseguido forjar.

-Lo siento…-dijo Alexis retrocediendo un paso y girándose para irse-Feliz cumpleaños.

-Gracias…-Respondió Dániel mirando como se iba y cerrando la puerta rápidamente, para enjuagarse las lagrimas que empezaron a caer de sus ojos.

-¿Cariño?

-¿Si?-Respondió Dániel entrando en el comedor y sentándose a la mesa.

-¿Todo bien?-Preguntó su mujer al ver sus ojos llorosos.

-Si…muy bien cielo. Y ahora…a comer la tarta.-Exclamó fingiendo una sonrisa y  mirando a su mujer y su hija, mientras notaba que algo en su interior moría…